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Un bandoneonista cordobés que toca con Pato Fontanet se presentará en Bariloche

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Gianni Pesci rescató un instrumento de una condena al olvido para darle vida nueva.

Gianni promete sonidos de bandoneón (fotos: gentileza).

Un bandoneón que cruzó el océano en 1932 y llegó a la Argentina de la mano de un marinero cambió el modo de ver la música del cordobés Gianni Pesci.

El joven, además, hace de la investigación en el ámbito artístico sudamericano –con un extenso recorrido por diversos países– un modo de nutrirse creativamente.

De por sí, la historia resulta interesante, y lleva a pensar que no está para nada mal que, en su paso por Bariloche, se presente en un lugar cuyo nombre es el “Museo de los Viajeros” (Modesta Victoria 3566), como sucederá el miércoles a las 19.30.

El músico toca una gran variedad de instrumentos, pero inició su camino con la guitarra.

Gianni tiene treinta y tres años y es originario de Córdoba capital. A los siete comenzó a forjar su sendero musical de la mano de la guitarra. Luego, con sus hermanos, creó un grupo folklórico llamado Dos Colores, con el que inició un trayecto por diversos festivales, como el de Jesús María.

Después, el muchacho estudió composición musical, lo que lo hizo abrirse a diversos géneros, a la vez que comenzó a crear sus propias canciones.

Asimismo, surgió en él un interés por la música latinoamericana, lo cual derivó en un viaje por diversos países que se extendió por dos años.

Además, se instruyó en dirección orquestal.

Y, con la llegada del bandoneón a su vida, el tango comenzó a pisar fuerte.

Si todo eso fuera poco, a partir de una relación de amistad con Patricio “Pato” Fontanet, pasó a integrar las filas de Don Osvaldo, el grupo actual de quien fue líder de Callejeros.

En ese sentido, cuenta: “Patricio era uno de mis alumnos, le daba clases de guitarra y de composición musical. Yo estaba encantado de poder apoyarlo en los conceptos de la música teórica, sumándole recursos de armonía. Así, me invitó a grabar unas guitarras para el grupo. Después, cuando incorporé en mi música el bandoneón, como en el repertorio más antiguo de Callejeros había temas grabados con ese instrumento, me sumé para tocar en vivo con ellos aquellas canciones. También incluí el bandoneón en las composiciones del último disco de Don Osvaldo. Este año no estoy girando con la banda porque se encuentran haciendo cosas más de rock & roll, pero estuve tres años actuando con ellos, desde que volvieron los espectáculos tras la pandemia”.

De tal manera, asegura que, apenas se reintroduzcan las composiciones más “tangueras” en los shows de Don Osvaldo, lo más probable es que retorne a su andar con la agrupación. “Me gusta que una banda masiva tenga la voluntad de tener un bandoneón, de hacer referencia constante al tango, tanto desde las letras como en la parte musical”, apunta.

Ante todo, entonces, el músico habla de la importancia del bandoneón. ¿Pero cómo fue que se acercó a ese instrumento? “Se trató de algo bastante fortuito. Lo encontré en Villa María, en la casa de un primo. Fui a esa ciudad para dar una charla, a un congreso sobre música popular que se hacía en la universidad, y paré en su casa. Ahí me enteré de que su abuelo había tocado el bandoneón, y el instrumento estaba abandonado desde hacía mucho tiempo. Lo llevé y empecé a arreglarlo, mientras aprendía sobre su uso”, explica el músico.

El abuelo de su primo era navegante, tripulante de la fragata Sarmiento. En uno de sus viajes, le habían roto una guitarra que siempre llevaba con él, así que decidió traer un bandoneón. “En los diarios de viaje de la embarcación encontré información donde decía que el instrumento vino, desde Europa, en 1932”, cuenta Gianni.

En tal sentido, pedagógicamente, señala que “los bandoneones se hacían en Alemania”, para luego acotar que, en la actualidad, “en República Checa hay una fábrica donde realizan la matriz de los peines para las lengüetas, que es lo que los hace sonar; se trata de la única en el mundo que construye eso”.

“La situación dificulta que en Argentina se puedan hacer nuevos bandoneones. El instrumento está un poco en vías de extinción”, afirma, para luego desarrollar: “A nivel internacional, no se están fabricando más. La empresa Doble A (AA), en Alemania, que era la más conocida y de mejor calidad, cerró hace muchísimos años. Algunos exponentes de luthería argentinos hacen partes o, con los insumos que les envían desde Europa, realizan algunos a pedido, cosas muy puntuales. Tampoco existe una posibilidad de un plan estatal para conservarlos, algo que en algún momento se quiso impulsar. Así que estamos en un momento bastante crítico para el bandoneón. Por eso me puse a estudiar luthería del instrumento, para tratar de descifrar sus misterios, porque el conocimiento se va perdiendo con la gente que antes los arreglaba y afinaba”.

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Gianni llegará a Bariloche en el marco de un proyecto al que denominó Garabateando Sudamérica, con un repertorio que promete muchos tangos (“El bandoneón así lo amerita”, afirma), pero también valses criollos y peruanos, e incluso boleros latinoamericanos, más alguna samba y, también, canciones propias (los interesados pueden escribir a [email protected]).