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hace 2 añosel
Caminar la ciudad, pero de un modo distinto. Meterse como un turista más entre los visitantes que toman un tour a pie por la ciudad… La idea surgió cuando un amigo, que desde hace unos veintitantos años vive en España, me dio la sorpresa de cruzar el charco desde la vieja Europa y pasar su cumpleaños en Bariloche.
Él aprovechó su breve estadía –estuvo tres días– para tomar lo que se denomina un free walking tour, es decir, un paseo a pie, donde un guía explica cuestiones vinculadas al lugar y, también, realiza distintas recomendaciones (suelen abundar las preguntas relacionadas con la gastronomía: ¿dónde comer tal o cual cosa?). Al finalizar, de acuerdo al grado de satisfacción, se le deja el dinero que se desee.
La verdad que no le pregunté a mi amigo qué monto le dio, pero sí me contó que, a él y a su pareja, les había tocado una mujer muy simpática que supo responder diversas preguntas de quienes formaron parte de la caminata.
Resaltó, por ejemplo, que a partir de dudas que le acercaron acerca de la temática nazi, ella comentó que había varios libros sobre la cuestión de un autor llamado Abel Basti, así que mi amigo acudió a una librería y compró algunos.
El asunto es que aquello me quedó dando vueltas en la cabeza y el otro día decidí hacer el free walking tour.
La encargada de guiar al grupo que me tocó en suerte (con uruguayos, venezolanos, colombianos y argentinos) fue Silvina Amengual -la misma que acompañó a mi amigo y su pareja-, a quien yo ya conocía por haber charlado durante la primera etapa de reapertura turística, cuando la pandemia de covid todavía marcaba fuertemente el modo de actuar. En aquel entonces, realizaba tours vehiculares, cada grupo familiar en su auto, mientras ella y un compañero iban en un vehículo adelante y transmitían la información por una frecuencia radial, en una forma de respetar las burbujas obligatorias de aquellos tiempos.
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Silvina siempre tiene a mano un recurso humorístico para ponerle condimento a la caminata.
“Pregunten… Si no lo sé, lo invento”, bromea ante los paseantes.
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La guía explica que “el free walking tour es una propuesta ideal para realizar al llegar a una ciudad nueva”.
En tal sentido, sobre el que llevan a cabo en Bariloche, señala: “Se trata de un recorrido de baja dificultad, caminando, de aproximadamente dos horas, donde destacamos lo más emblemático de la localidad, su arquitectura, historia, cultura y todo lo concerniente a la industria turística”.
Dice que, en la actualidad, mayormente, “los turistas que participan son latinoamericanos y europeos; a los argentinos se los ve más en verano”.
Otro punto que destaca es que “este año se notó una afluencia mayor de chilenos y uruguayos”.
“Las inquietudes de los que llegan del exterior se vinculan principalmente al tema de las corrientes migratorias de la posguerra, y preguntan mucho por los nazis en Bariloche; otros, por las economías regionales… ¡y por la cerveza!”, expresa la guía, que advierte que los argentinos suelen “interesarse más por los pueblos originarios, la historia local de los pioneros, la génesis del parque nacional y sus actores principales”.
También revela que, en las caminatas, suele participar algún barilochense (es el caso de este cronista, quien pudo constatar que ver la ciudad de ese modo hace descubrir cosas a las que, en general, no se les suele poner atención).
Silvina, quien durante la temporada invernal se dedica a dar clases de esquí en el cerro Catedral, sobre el free walking tour dice que lo único que le molesta es que, en ocasiones, toca algún turista que está más pendiente del celular que del paseo. También puede suceder que algún participante se ponga a hablar prolongadamente con otro, alterando la dinámica grupal. Pero, por suerte, la guía aclara que eso ocurre en escasas oportunidades.
–Silvina, ¿hace cuánto que te dedicás al turismo?
–Unas dos décadas… Ejercer el rol de guía, para mí, es un gen que viene adosado a la comunicación, a ser un anfitrión del lugar que amás, y eso se transmite con mucho orgullo y pasión.
–Más allá de que es tu trabajo, ¿qué significa para vos esta actividad? ¿La disfrutás?
–Claro que disfruto. Mi desafío es lograr conectar con las necesidades e intereses de los turistas, captar su atención y brindarles un lindo momento.
Ella y otros dos guías (Máximo y Daniel) llevan adelante la propuesta de las caminatas todos los días, excepto los domingos, tanto por la mañana (a las 9.45) como por la tarde (a las 17), y parten de San Martín 398.
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